En muchos casos, los procesos de ruptura, separación o divorcio pueden resultar complicados e incluso traumáticos, por lo que resulta esencial contar con una buena guía que contenga las pautas y consejos a seguir, para poder afrontar la situación de la mejor manera posible.
1º) Gestionar las emociones.
Lo primero a tener en cuenta es que los procesos de separación o divorcio no sólo afectan a nivel legal, sino también a nivel emocional, tanto en la pareja como en los hijos, por lo que resulta fundamental prestar atención y gestionar las emociones que surjan en todos los miembros de la familia a consecuencia de la ruptura.
Si los sentimientos generados están provocando estados de ansiedad, rabia, dolor…, lo más recomendable es acudir a un/a terapeuta para conseguir que el estado emocional no nos desborde. Buena parte del éxito de la negociación de una ruptura viene dada por una gestión adecuada del factor emocional. De lo contrario, es fácil que se genere una contenciosidad no deseada.
2º) Ser realista.
Una de las claves principales a la hora de afrontar un divorcio es ser realista con la situación y su posible resolución.
Es muy importante saber qué asuntos deben abordarse y regularse con la ex pareja y qué soluciones legales y prácticas existen. De nada sirve mantenerse en posturas cerradas sobre diferentes aspectos a tratar en la ruptura, si este planteamiento no tiene una base legal o es poco realista. Debes, por tanto, dejarte asesorar por un abogado/ experto en la materia.
3º) Asesoramiento previo: el diagnóstico del abogado/a.
Resulta crucial que el asesoramiento previo a una ruptura sea a través de un letrado/a especializado y no a través de búsquedas en Google o conocidos, que han superado un proceso similar, ya que eso puede generar más confusión al tratarse de casos distintos con circunstancias diferentes.
El asesoramiento previo debe ser completo y ajustarse a la realidad de cada caso, algo que no se consigue en una sola reunión con el abogado/a. El letrado/a tiene que estudiar en profundidad la situación familiar de la misma manera que un médico especialista necesita todas las pruebas necesarias para dar un diagnóstico.
4º El papel de la mediación familiar.
Si existe buena comunicación en la pareja, la mediación familiar será un buen camino de resolución.
La mediación familiar consiste en ofrecer un espacio para el debate y centrar éste en las cuestiones que deben resolverse. La labor del mediador/a es conducir el debate para que se alcancen acuerdos en los puntos que existen discrepancias y, en caso de alcanzarlos, levantar acta de los mismos para que, posteriormente, un abogado/a formalice los pactos.
5º) Acudir a un abogado
En los procesos de separación se pueden dar dos casos: que los miembros de la pareja consensuen entre ellos los diferentes puntos del acuerdo o que lo hagan los abogados de cada parte.
Si la comunicación en la pareja es correcta y buena, ésta podrá decidir cómo regular cada punto. En este caso, es recomendable acudir conjuntamente a un abogado ajeno al entorno de la pareja, que formalice legalmente los pactos acordados, y que ayude a resolver las pequeñas divergencias que queden.
Si la comunicación es conflictiva, inexistente o las posturas son muy divergentes, lo más aconsejable es que cada miembro de la pareja acuda a un abogado/a que le represente individualmente y que valore su situación para gestionarla de la mejor manera posible. En estos casos, si se alcanza un acuerdo será a través de los letrados/as de cada parte. La intervención de dos letrados/as no significa necesariamente que la ruptura o divorcio deriven en un procedimiento contencioso o conflictivo.
Contar con un buen asesoramiento legal en este tipo de procedimientos es totalmente necesario ya que su terminología legal es compleja y sus repercusiones son a largo plazo y en ellos se regulan diferentes aspectos. Los más importantes son los relativos a custodias de hijos, disposición del patrimonio común, pensiones alimenticias y pensiones compensatorias.
Por ello, de alcanzarse un acuerdo éste deviene un “negocio jurídico perfecto” ya que ha sido ratificado ante un juez y el Ministerio Fiscal, si hay menores, ha procedido a su revisión legal. Por ello, tras la firma del acuerdo en el Juzgado correspondiente, su modificación sólo puede darse en casos muy limitados y tasados legalmente.
6º El bienestar de los hijos: objetivo común.
Sin duda, el objetivo más importante en una ruptura o divorcio consiste en evitar daños a los hijos.
De hecho, los procedimientos de familia están inspirados en el principio de “favor filii”, es decir las decisiones que tomen nuestros juzgados y autoridades deben ser las más beneficiosas para los menores.
En caso de percibir problemas de comportamiento que no existían antes de la ruptura en los hijos, un terapeuta infantil será su mejor guía y apoyo.
Para ello, es importante evitar hacer les partícipes del proceso que implica una ruptura sentimental, al fin y al cabo, aunque los padres se separen los hijos deben mantener la imagen de sus progenitores intacta ya que la relación materno/paterno filial es para toda la vida.
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